Digimon Fanon Wiki
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Miklaz manda esto:

Capítulo XII

“Cuarentena”


El fin de semana pasó volando gracias a Edramon, con Sapporo nuevamente a salvo, los Moderadores fueron libres y disfrutaron el sábado y el domingo a lo grande, organizando salidas al parque de diversiones y a otra fiesta organizada por la editorial. Víctor pensó que había suficientes motivos para hacer una, haber vencido a un terrible mal era una de ellas, además del hecho de que el segundo lanzamiento de Digimon Mavericks había tenido casi el mismo éxito que el primero. El Digimon Sinister disfrutó de una noche sin entidades malignas que manipulasen su cuerpo y mente, riendo y bromeando con sus nuevos amigos. Por desgracia, no todo siempre es color de rosa, el fin de semana acabó el peor lunes de la historia llegó. ¿Por qué tenía que ser el peor lunes? Eso lo averiguaron los Moderadores en el comedor del Instituto.

—¿Has dicho que Samiraimon ha desaparecido? —dijo Arman a su novia mientras comía una patata frita.

—Sí. Ella siempre medita en el rincón de mi habitación, y no estaba cuando desperté. Ni siquiera dejó una nota —replicó Annie cabizbaja, mirando su bandeja de comida.

La mesa de los Moderadores estaba más llena que de costumbre, la inclusión de Farahmon, Edramon y Artromon les obligó a añadir una mesa y tres sillas más. Casi todos los estudiantes del instituto ya tenían a su compañero Digimon gracias al programa de adaptación, por lo tanto, la hada dragón no sufría los constantes bombardeos del estudiantado. La idea de incluir a Edramon y Artromon fue propuesta por Petra Aoki, pensó que así lograrían aprender más del mundo humano, aunque no se inscribiesen en el programa de adaptación. El lobo blanco prestaba atención a la conversación que sostenían sus compañeros y decidió intervenir.

—Proteramon también ha desaparecido… —mencionó intrigado—. ¿Se habrán marchado juntos? Después de todo, son pareja.

—De seguro están de luna de miel —dijo Mikaru esbozando media sonrisa, pero esta fue borrada al recibir un tirón de Annie.

—No seas idiota, los Digimons no tienen género —aclaró la chica entrecerrando sus ojos.

—Tendrán otros medios para demostrarse su amor, ¿no? —Arman bromeó simulando dos bocas con sus manos—. ¡Pueden intercambiar archivos morbosos a través de un beso francés!

Annie estrelló su cara contra su bandeja de comida de un golpe, tan rápido que Mikaru y Víctor fueron incapaces de verlo. Ella odiaba que Fuchida fuese tan pervertido y le incomodaba más estando en un lugar tan público como el comedor del instituto. Hakkamon y Farahmon charlaban tranquilamente, sentados juntos en una esquina de la mesa, justo en frente de la ventana. Habrían reforzado su amistad desde la última noche de Miklaztemon y se tenían más confianza.

—Los Digimon no intercambiamos archivos morbosos… —dijo Farahmon tímidamente, sin establecer contacto visual.

De pronto, uno de los móviles de los jóvenes empezó a sonar, Mikaru, Arman, Víctor y Annie revisaron los suyos hasta que supieron que la llamada era para Mikaru. El castaño hizo una señal con su mano para que dejasen de hablar y atendió la llamada, la cual era de Takeshi Korinosenshi.

—¿Takeshi? Qué raro recibir una llamada tuya a esta hora, jaja. ¿Qué tal estás? —dijo el joven de las gafas.

—“Jajaja, bien… aunque inquieto. Estoy en clase, logaritmos, algo difícil; pero ese no es el punto”

El rubio de ojos azules se encontraba en el pasillo de la universidad, había pedido permiso al profesor de dejar el aula para comunicarse, la catalogó como una “llamada de emergencia”. Hablaba en tono preocupado, como si hubiese sucedido una catástrofe.

—¿Has intentado acceder a internet hoy? —preguntó en voz baja, vigilando que nadie estuviese viéndole en los pasillos.

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